Dice el dicho que a quien madruga Dios le ayuda. De momento tiene rima asonante que no es tan convincente como la consonante.
Suena mejor “A quien madruga se le pone toda la cara de una oruga”. Y es más palpable. Porque las ayudas puede que vengan.... o no, pero la cara del madrugador nunca está tan hecha como la del que duerme hasta que se despierta sin necesidad de máquinas infernales llamando a filas.
Para más inri, no me entero de que en horario de verano mi centro de trabajo se abre más tarde y me veo media hora a la puerta, en espera del señor del manojo de llaves. Pues nada, pajarillos que cantan e invitan a la meditación matinal mientras miras el reloj y vigilas el portón de entrada, hasta que aparece San Pedro en forma de vigilante jurado. Y de aquesta manera empieza mi miércoles laborioso.
También está ese refrán que dice "No por mucho madrugar tienes las tiendas abiertas". Debí leer este capítulo del refranero...
Y aquí me hallo, en planta desde las 6, con mi cara de oruga.
¿Las ayudas que me correspondan por el madrugón, me las pueden enviar en sobre? ¿Sí? Vale, al 5º C.