martes, 30 de julio de 2013

Señora que madruga




Dice el dicho que a quien madruga Dios le ayuda. De momento tiene rima asonante que no es tan convincente como la consonante.
Suena mejor  “A quien madruga se le pone toda la cara de una oruga”. Y es más palpable. Porque las ayudas puede que vengan.... o no, pero la cara del madrugador nunca está tan hecha como la del que duerme hasta que se despierta sin necesidad de máquinas infernales llamando a filas. 
Para más inri, no me entero de que en horario de verano mi centro de trabajo se abre más tarde y me veo media hora a la puerta, en espera del señor del manojo de llaves. Pues nada, pajarillos que cantan e invitan a la meditación matinal mientras miras el reloj y vigilas el portón de entrada, hasta que aparece San Pedro en forma de vigilante jurado. Y de aquesta manera empieza mi miércoles laborioso. 
También está ese refrán que dice "No por mucho madrugar tienes las tiendas abiertas". Debí leer este capítulo del refranero...
Y aquí me hallo, en planta desde las 6, con mi cara de oruga. 
¿Las ayudas que me correspondan por el madrugón, me las pueden enviar en sobre? ¿Sí? Vale, al 5º C. 

lunes, 29 de julio de 2013

Señora que acaba las vacaciones



Me despierta el sonido de las campanas. ¿Desde cuándo tengo yo un campanario cerca??? ¡Mierda! Es el móvil, Podía haberle puesto otro sonido para anunciar que se acaba lo bueno. Una misa de réquiem o algo similar y no unas alegres campanitas. En fin, basta!... ¿para qué resistirse? llegó el día de la vuelta al cole.
El cuerpo humano se adapta perfectamente y se retrotrae un mes. Lo dejo hacer. No ha olvidado ni una sola coma de la mecánica de pintar la raya del ojo, hacer las tostadas y el café y echarle comida al gato. Todo en su tiempo justo y medido. 
7 menos cuarto, me ato las zapatillas de correr y allá vamos, a poner las calles. Esta parte sí que me gusta porque aprovecho para hacer un poquitín de deporte. No mucho, porque correr, lo que se dice correr no es. Paso ligero por calles desiertas, el frescor de la mañana, el mar, la mar, a mi izquierda, la humedad en el flequillo, que llega una con toda la cara de una escarola. 
Los señores que riegan las calles salpicándote las pantorrillas, los que sacan a sus cánidos a hacer las primeras necesidades con cara de sueño, poca gente se mueve a esta hora, la verdad. 
3 kilómetros de marcha a paso de oca y tiro porque me toca y ya estoy yo fichando.
7,30. Todo sigue igual que lo dejé. Han proliferado los carteles sindicales pidiendo un convenio, pero eso y las obras de la acera son las únicas novedades que se aprecian en una primera visual. 
Un colacao calentito para retomar el contacto con los que se quedaron y con los que vuelven como yo, mientras charlamos de vacaciones, de sitios encantadores, de destinos cercanos y no tan cercanos, de lo que hemos comido y bebido y de tantos momentos que se van quedando en la memoria y en la carpeta de “Vacaciones 2013”
¿Y por aquí qué? pregunto.
Pues nada, lo de siempre.... y que no cambie. Bendita rutina.
Ya estamos aquí, a pie de obra, levantando este pobre, vapuleado y maltrecho país.

jueves, 25 de julio de 2013

Señora que tiene hijos


No creáis que porque no ando por aquí es porque sigo de resaca, no... Lo que pasa es que tengo poco tiempo. Es lo que tiene ser madre soltera con hijos, que te pasas el día pendiente de sus necesidades y caprichos. 
No es que yo eligiera semejante estado. A ver, yo a la tierna edad de 17 añitos ya había pensado que sería lindo tener una nena, no tardando mucho.
Sí, tenía instinto maternal de mamita joven. Y mira por donde, lo fui con tan solo 21 años, y además fue una niña preciosa y rolliza que hacía que la gente al asomarse a su cunita soltara exclamaciones.
Yo me sentía llena de orgullo y satisfacción y a mi madre se le caía la baba aunque llevara con resignación mi pecaminoso estado de madre soltera. Porque yo madre sí, pero lo de pasar por la vicaría era lana de otro costal. Nunca me gustaron las bodas, ni entonces ni ahora. Y por supuesto convertirme en protagonista de una de ellas, menos aún.
 Pero en fin, Francesca apaciguó todos los runrunes del "¿por qué no te casas?".
 Luego vino Giovanni y 6 años más tarde, Angelo. 
Y con el título de familia numerosa, el padre biológico decidió quedarse en eso, en biológico. El hombre sintió la incipiente necesidad de comprar tabaco, cogió suelto y nunca más volvió. Dicen que se dejó consolar por la estanquera...
En vista de la deserción, me declaré viuda y me nombré a mi misma capitana del barco. Desde entonces navego sin carnet y mis tres vástagos se marean al ritmo de mis golpes de timón. Y cuando el sol se oculta en el horizonte bajamos a popa, sacamos el banjo y el ukelele y cantamos aquello de "ron, ron, la botella de ron..." 

domingo, 21 de julio de 2013

Señora que empieza un blog


Creo que es domingo 20 de julio de 2013

Resacosa.... empezamos bien. Y palabrita del niño Jesús que ha sido casualidad, porque llevo sin ir a un sarao, ni se sabe.... Pero el jueves, acabaíta yo de llegar de la France, oh la la, recibo un par de washap: "Oye, que tenemos fiestuki" "Te he guardao un par de pases", y una qué va a hacer? Estaría feo decir que no, después del esfuerzo que los buenos amigos hacen por socializarte.
Así que ni corta ni perezosa procedí a la ardua tarea de encontrar un modelo en el que incrustarme. Yo soy de huesos anchos, ea, todo hay que decirlo, de huesos anchos y de natural cómodo. Me vengo a referir que no me gusta estar apretada y prefiero un modelo mesa camilla a un corsé. Pero rodeada de esbeltas mozuelas, no estaba muy segura de que mi vestimenta saliera bien parada en el Vogue. Un vistazo rápido a mi armario me hizo sentir peor. Tenía que optar entre el modelo saco o el tienda de campaña. Opté por el saco, que viene a ser un vestido recto que no te va marcando la figura palmo a palmo. En algunos tramos se estrechaba peligrosamente pero bueno, sacando pecho y metiendo un poco la ventresca podíamos pasar la prueba. Muy "discretito" él, de estampado animal, "animal print" como se dice ahora, leoparda de toda la vida y sin más aderezo que una extensión de 6 euros en mi cabello, que previamente quemé con el secador, salí hacia mi alegre destino. 
Volver a ver a los compañeros y amigos siempre es un alegrón. Mis amigas guapísimas y morenísimas. Allí estaba la flor y la nata de las sardinas en lata. Periodistas, escritores, alcaldes, políticos...
Nosotras nos tiramos en plancha ante la primera bandeja de cervezas que pasó por nuestra vera, y empezó el acto. Premios, medallas, discursos y reivindicaciones.... aplausos y croqueteo. Gran croqueteo. Y más cervezas, y luego llegaron  los mojitos y mucho, mucho más tarde el dolor de cabeza. Eso ya ha sido hoy, que tengo un plan estupendo: un sofá modelo XXL desde el que os doy la bienvenida a este blog.