domingo, 19 de enero de 2014

Señora que tiene una mala semana




Ya domingo. El finde da poco de sí. He tenido una semanita de armas tomar y ahora el trabajo en casa se me amontona. 
Empecé el lunes con visita al galeno,
- "¿Qué tenemos aquí?... Vaya, una subida de tensión."
¡Alegría, alegría! Este es el típico regalo que me suelen mandar en vísperas de mi cumpleaños. Me pasa desde que superé el medio siglo. 
Empezaron mandándome un tiroides defectuoso, luego que si unos gramos demás que se encariñaron con mi cintura, al año siguiente un paquetillo de colesterol y este año, como están de moda las eléctricas me mandan una subida de tensión. Así son, a la última.Y cada vez más adelantados, ya ni esperan al cumple. Y la entrega, como si la hiciera el Correcaminos. En esto Correos funciona de escándalo.
Pues nada, recibido y habrá que hacer una ampliación del pastillero...
Ese lunes en el curro me esperaban con un horario "adaptado" a mi raquítica salud. Turnos eternos para suplir ausencias que ya no se llenan con contratos y que me produjeron otra subida de tensión, en este caso dialéctica con la diseñadora de los cuadrantes. Mala leche contenida, que sube y se derrama al calor de las migrañas, mareos y un cuerpo que pedía sofá en vez de postproducciones y estres informativo.
Afortunadamente, a mitad de semana, y cuando estaba a punto de tirar la toalla y hasta el albornoz, las pastillitas empezaron a hacer su efecto milagroso y desaparecieron los mareos y poco a poco pude dejar de reptar y volver a ser una mujer "erecta".
El tiempo pasa y la semana con él. Me harían falta otro par de días de asueto para poner al día mi hogar y mis circunstancias, pero habrá que estirar el domingo.
Qué buen invento, este del domingo...



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