sábado, 16 de noviembre de 2013

Señora que se queda sin fiestas



Los sábados son un respiro.
De repente, un día que amanece cuando te despiertas.
A veces. la mayoría, es la gata la que viene a darte con la pata en la nariz. Si no respondes saca la uña, que es más convincente. La chiquilla tiene hambre y está acostumbrada al wiskas a las 6 de la mañana. Pero a pesar del felino, el sábado es dormilón.
Me gusta esa agradable sensación de tener la agenda en blanco, de hacer lo que te plazca o simplemente de no hacer nada. 
Hoy, podría haber despertado en un hotel malagueño, después de un fiestón de aniversario al que me apunté la primera y luego me desapunté también la primera. cuando vi mi última nómina. Últimamente las nóminas tienen ese factor sorpresa, que te quita la sonrisa de la cara y te devuelve a la tarea de usar la matemática aplicada. Uséase, que a ver cómo estiro yo esto. 
Y yo que tenía cuerpo jotero y con ganas de sarao. Es lo que se llama querer y no poder. Pero bueno, no se acaba el mundo por no ir de fiesta. De hecho es de los primeros recortes que se hacen en el presupuesto.
 Antes salías todos los sábados y ahora te quedas viendo "el peliculón", con sorprendentes estrenos como "Memorias de África" o similares. Se ve que los canales tampoco están para muchos cohetes. 
 Pero te dices a ti misma: "Mi misma, ¿y lo a gusto que se está en el sofalito con una manta y un tazón de sopa de puchero acompañada de un Robert Redford casi con acné? Pues claaaro.... " 
Sólo es cambiar de chip. ¿Será por adaptarse? Siempre he sido una superviviente...

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