Hoy celebramos el día de la mamá y la niña. Esta es una celebración que se pierde en la noche de los tiempos y que puede ser estacional o por otros motivos. En nuestro caso será el "Día de la mamá y la niña en los albores de la primavera."
Para ello necesitamos una niña de buen tamaño. Bueno, tampoco es que importe mucho el tamaño pero sí es imprescindible la niña. Se ha probado con cotorras y el resultado no es el mismo.
Si no se tiene niña se puede pedir prestada.
Se trata de pasar juntas un día completo con su noche, a ser posible en un lugar agradable a la vista y al tacto. Lo que mayormente se llama una convivencia, pero más chuli. Y como hay desplazamiento, hay que hacer una pequeña maleta con los enseres que se vayan a precisar. Manos a la obra.
Una vez en el lugar elegido, nos instalamos e ingerimos algo de alcohol para celebrar el encuentro. Aquí el tamaño de la niña sí importa. Una cerveza está bien si la niña mide más que una silla de sala de estar. Si la niña mide menos, se puede cambiar la cerveza por un zumo de arándanos o similar. Pero hay que empezar con alegría y alborozo.
Luego vamos a dar una vueltecita por los alrededores de la gruta, y aprovechamos para comprar víveres. Nosotras también compramos semillas de dalias, lirios, anémonas y narcisos porque hemos elegido el noble arte de la jardinería para hacer algo juntas. Pero aquí caben todo tipo de ideas, desde la danza húngara a la confección de trajes de neopreno. No vamos a estar todo el tiempo mirando al techo.
Pues eso, volvemos al hogar con nuestro alijo comestible y plantable, cantando bellas canciones de misa, siempre tan actuales.
El día está nublado y la nena tiene frío así que hacemos una fogata y nos atrincheramos delante, con un edredón de pluma de oca del Prycafour.
¿Partidita de Candy Crush? !Yupi¡ Bueno, también vale hacer un puzle de Pepa Pig, unos naipes o un concurso de sonetos.
Hambruna. Es lindo lo de cocinar juntas.
Aquí la narrativa tiene un papel importante. La mamá y la niña se cuentan sus cosas mientras trocean cebollinos y calabacines.
Siempre me gustaron las chácharas entre fogones.
Y al final zamparte el fruto de la labor, convenientemente regado por un buen vino.
Hacemos la digestión al lado de la chimenea y luego viene la jardinería.
Esto que parecen los genitales de un anciano es en realidad una dalia. Qué cosas....
Una birra y continuamos para bingo.
Ya metidos en faena no está demás darle un lavaíto al coche. Eso sí, sin soltar el líquido elemento.
Y así pasa el día, entre risas y labores. Y llega la noche y la casa se llena de velas.
Amanece con olor a jazmín. Mi nenita y yo ya le hemos dado el visto bueno a la primavera. Que pase....
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