Así amanecía hoy en Cádiz.
Bonita estampa que conlleva un mucho por ciento de belleza y un mucho más por ciento de humedad.
Aproveché para estrenar uno de esos pañuelos que probablemente tengan un nombre inglés que desconozco, pero para que nos entendamos, es un pañuelo en forma de tubo que lo mismo te lo pones en el cuello que en la cabeza. Se estira y se encoge, se adapta y según el prospecto es multifuncional.
Como los trabajadores de hoy en día.
Como una servidora.
Hoy tocaba cubrirse el pelo con él, porque con estos humedales matutinos sale una monísima de casa y llega al curro transformada en sabio loco.
Ni aunque te des una capa contundente de laca Nely,
la humedad salinogaditana arrasa con todo.
Eso sí, lo de monísima hoy no procede.
Con el pañuelo de tubo cubriendo raíces y puntas y las gafas amarillas para ver mejor en la semioscuridad de las horas tempranas, me miré en el espejo del ascensor y creí ver al hermano gemelo de Elton John.
Cabía la posiblidad de que no me conociera ni dios. Con estas pintas seguro.
Y el pañuelo hay que decirlo, es efectivo.
Vas hecha un cromo pero llegas, te lo quitas antes de cruzar la esquina para evitar la mofa del personal y ya está.
Y si te ven, tampoco pasa nada.
Ande yo caliente y ríase la gente.
Prefiero poner la foto del amanecer que la del hermano gemelo de Elton John.
Una tiene su dignidad.....
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