domingo, 27 de septiembre de 2015

Señora que tiene una peculiar semana


Me levanto con molestias lumbares. Mejor dicho, con molestia lumbar, porque es el lumbar izquierdo el que se queja.
Es la guinda de una de esas semanas que parece que te haya mirado un tuerto.
Arrancas el lunes con oftalmología y la noticia de que como poco hay que ponerle gafas al niño. 
Sigues el martes con un apagón en la ciudad del que me percato cuando ya estoy metida en la boca del lobo subida a mi bici. Eso es un negro y lo demás son gaitas. Como Carolain me dirigí hacia la luz que daba una farola de no muchos amperios y así, a duras penas, salí del medievo.
El miércoles hay nuevas familiares. A mi cuñada la quieren despedir y en otra galaxia muy lejana uno de mis sobrinos pasa un mal rato por ansiedad. Ojú...
No se vayan todavía, aún hay más.
A puntito estoy de ser víctima de un fraude urdido por una "empresa" muy entrecomillada, que se dedica a la insigne tarea de buscar apacible gente que se quiere ir de au pair a otros lares, y ellos se prestan amablemente a realizar unos ficticios trámites mientras te aligeran la buchaca.
Esto pasaba el jueves. Yo andaba inaugurando puentes mientras los delincuentes metían prisa por cerrar el trato.
El viernes pedí que entraran las asistencias y me retiré a pie de campo un rato a respirar. Olvidé los teléfonos, que solo narraban malestares y me vi "50 sombras de Grey", un bodrio de tamañas dimensiones digno de esta, mi semana aciaga.
No contentos con todo está serie de catastróficas desdichas, ayer en el minuto nueve se lesiona Messi. Esto ya clama al cielo...
Me siento como Job.
Es domingo. Árbitro, la hora...

jueves, 24 de septiembre de 2015

Señora que inaugura puentes



Por fin llegó el día. 
Ese monumental puente que luce a mi espalda, quedaros con su esbelta figura porque a partir de ya, todos los turistas pasaran por aquí para hacerse el típico selfi.
¡Que tiemble el Goldenguein ese! Y el de los candaos de París, y los venecianos, y el vecino Paquito de Sevilla, y el puente sobre el río Kwait, y hasta el de las aguas turbulentas de Simon y Garfunkel.
Existe un antes y un después del puente de 1812, o de la Pepa, o el segundo puente, que cada uno lo llame como quiera. Pero hay que reconocer que es un señor puente. 
Un hito de la ingeniería, hablando fisno.
Llega con unos años de retraso, como el presidente que también quiso ir acorde esta mañana y se hizo de rogar. 
Que me dicen, "Ponte a grabar la señal de directo que Rajoy ha dicho que a las 12 cortará la cinta inaugural". 
Y yo me pongo a grabar y allí venga a pasar gente cambiando de sitio el atril, supongo que porque el sol deslumbraría al presi, luego otros poniendo banderas ondeantes para que no quedara aquello tan soso, después un señor calvo probando los micros...
Y así pasaron las 12 y las 12 y media y ya perdí la noción del tiempo, hasta que de repente se levantó una ventolera y con ella llegaron los señores políticos, el presi, la presi regional y la ministra. 
Y en vez de cortar cintas, que ya eso de ver unas tijeras en manos de un político da mala espina, descubrieron un monolito, que es como más simpático. Hasta el nombre suena bien: monolito.
Y con el puente ya inaugurado y todo el mundo lleno de orgullo y satisfacción, aprovechamos la estética del bridge para hacer el informativo en este marco incomparable.
Heme aquí una vez terminada la labor.
Habemus puente.