Se llama Leonor.
No podía llamarse de otra forma llegando en un día dedicado a las madres.
Es rubia, estilizada y bien vestida. Y con lunar Marilyn.
Me la ha traído mi nena así, en plan sorpresa sorpresa.
Se ha presentado en mi curro a la hora que yo me enfrentaba a la operación vuelta de los moteros de Jerez, me ha dado un besito y me ha puesto en las manos a la nueva inquilina.
- ¡Felicidades! Toma. Para que te haga compañía en la larga jornada laboral.
Luego ha dicho que le hiciera una foto de presentadora en el plató y ha salido tan rauda como llegó.
Yo seguí con mis moteros, preparé la previsión de mañana y senté a Leonor sobre el altavoz derecho.
A las 8 apagué los equipos, cogí el bolso y apagué las luces.
En la penumbra vi su silueta sobre el altavoz derecho.
Volví a encender las luces, pillé a Leonor por su cinturita de avispa y le dije:
- Nena, mejor nos vamos las dos y te presento a la familia.
Hasta ese momento no me había fijado en su bonita sonrisa.
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