miércoles, 1 de enero de 2014

Señora que trabaja el primer día del año



Primer día del año y trabajando. ¡Qué buen presagio! O eso espero.... aunque yo prefería decir, "primer día del año y yendo a cobrar la primitiva millonaria que haga que me olvide del trabajo."
Y los sueños, sueños son....
Pero aquí estoy, recordando las contraseñas para entrar en los ordenadores laborales, que no es poco.
Y a la hora del almuerzo, compartirlo con dos compañeros y sin embargo, amigos, de esos que hacen que venir a trabajar sea un gustazo.
Me encanta esa gente que te hace sentir bien, que no son parte de tu familia pero lo parecen e incluso lo superan.
Hoy es uno de esos días. Así, de repente, una comida que te gustaría que se expandiera en el tiempo, que no hubiera que volver a trabajar. Y encima, el cuarto invitado es un viejo conocido de la Ribera del Duero....tinto, para más señas.
Qué buenos estos momentos, sobrevenidos o que no están en el planing que nos dejan las editoras. Seguro que todos sabéis de qué hablo.
Vamos, que quiero hacer un guiño a la amistad en este primer día del año, porque me gustaría repetir. Y lo haré, porque creo que algo así es terapéutico. Sin guión, sin caretas, sin papeles, sólo sentarme en un bareto,en compañía de gente que te escucha, que te hace reir, que te hace sentir parte de, que cuando te levantas, medio beoda para volver a casa, te sientes tan bien, que ningún psicólogo lo haría mejor.
Pero esto es todo por hoy. Hay que volver al tajo.

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