viernes, 6 de junio de 2014

Señora que pasea al atardecer



Cuando llega el buen tiempo me gusta dar paseos por la orilla del mar.
Descalza, para que las arenillas limen los callos. La gente en los spas paga por eso. Y por otras cosas, como caminar descalzos por piedracas. Hay que ver....
De pequeña yo iba al río, porque en mi pueblo no había mar, había río y el día que se te olvidaban las zapatillas de plástico veías las estrellas. Imagino que en los spas meterán piedras bien limadas, no como las del río de mi pueblo, pero vamos, que no acabo de verle el gusto a caminar sobre rocas.
La playa es otra cosa. Y lo ameno que se hace el paseo.
Hoy, cosa curiosa, parecía el día de los fotógrafos. 
Primero me encontré la típica imagen de novios a la orilla del mar. 
El fotógrafo con ellos, esperaba la romántica puesta de sol mientras los tortolicos se deshacían en carantoñas. Todo muy emotivo. 
Ella levantaba su vestido, rico en tules y encajes con gesto lánguido y su presunto esposo acariciaba embelesado la flor de tamaño sandía que ella lucia sobre la oreja izquierda. 
El fotógrafo les dirigía, muy profesional, aunque hay que decir que los modelos se lo ponían fácil.
Seguí caminando y a escasos metros me encontré con otro reportaje, más de cercanías. 
Aquí la novia era de menor tamaño, una niña envuelta en lo que momentos antes habría sido su vestido de comunión. 
Posaba para su supuesta madre, tía o vecina, ante la atenta mirada de otra familiar. 
Lo de posar es un decir. 
La niña, entradita en carnes, arrastraba un vestido lleno de perifollos, completamente empapado. Parecía una muñeca repollo. La imagen era cualquier cosa menos atractiva. 
El otrora blanco inmaculado del vestido, se había transformado en color lodo. 
La fotógrafa, también muy profesional, daba órdenes a grito pelado a la pequeña Kate Mosh, que empezaba a tener auténticas dificultades para moverse con el peso del faldón.
- Paquiiiii, hija muévete, que se nos va el sol. ¡Qué caraja tienes chochoooo!
- Ya está cansá - apuntaba la tía, viendo que la cosa no daba para más. 
- Cansá ¿de qué? Pero si lo único que ha hecho es sentarse. ¡Paquiiiiii! ¡Venga, juega con el agua o haz algo! 
La rolliza Paqui chapotea con desgana. Tiene hambre. Reclama un bocadillo. Por el posado.
La miro mientras me alejo y a contraluz se me asemeja un elefantito en una charca. 
Vuelvo a casa impregnada de romanticismo y ternura.
Ains, lo entretenida que es la playa....

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