jueves, 7 de enero de 2016

Señora que empieza año


Día 1 o primer día del año del Señor, viernes. Mejor dicho, de la señora que soy yo.
Esta señorita de la foto, que no es Caperucita Roja, se me aparece en la pantalla y me dice que este año desempolve la vieja Canon y llene mi vida gris, de imágenes coloridas y/o pintorescas. Me dice que soy una floja, que ni escribo ni na y que si yo hubiera sido Ana Frank vaya porquería de diario. Dice que si pusiera una foto diaria ya sería la caña, que además podría ojear en el futuro, cuando estuviera en el asilo, y así rememorar tiempos pretéritos. 
¡Qué agradable la encapuchada!

Día 2, sábado. He puesto en la cocina el calendario cinematográfico de todos los años y me he dicho, pues voy a hacerle una foto. Vintage, por no decir de pésima calidad, aunque vintage suena mejor. Pero como es de Star Wars no queda mal, porque es como las cortinillas cutrecillas que hacía el muchacho ese que la dirigio. 

Día 4, martes. Baja la temperatura, es enero leñe, y mi cuerpo humano empieza a pedir que al entrar en la cama no se ericen los vellos de las pantorrillas. Estas Burrito Blanco de topos solucionarán el problema. Un clásico el burrito. Creo que me he saltado el día 3 así que lo pondré debajo. Es que soy nueva.

Día 3, domingo.
Un buen día para arrimarse a la buganvilla, que luce melena en forma de florida coleta y poner foto de una servidora que deje constancia de como era yo por estas fechas. Nada como una tarde de asueto invernal, viendo pasar las horas hipnotizada por la llama que ilumina una chimenea. Un placer.

Día 5, martes. Por la noche vienen los Reyes y aunque no soy lo que se dice monárquica, esta Nancy es mía y punto en boca.

Día 6, miércoles. Comprobando números loteros me doy cuenta de que este es el segundo premio del Niño.
Lástima que el boleto sea el que jugué en la lotería de Navidad. ¡Mierda! Nada es perfecto.

Día 7, jueves. Empieza el espectáculo. 
Reencuentros emocionados y vuelta a la labor. Morales trae nuevo look este año; se ha puesto en la coronilla una antena extraña a modo de peineta. Un motivo ornamental muy tecnológico. Yo soy la del vestido de flores, para que no haya dudas.

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