Día 17 y domingo
La tarde transcurre plácidamente mientras veo de reojo un bodrio de serie B y fabrico una almohadilla para que mi pequeño se proteja las lumbares. Ama de casa dominical.
La peli va de una señora oxigenada y con morros que justo cuando se va a casar descubre que el futuro esposo se la pega con la secretaria.
Ella por no desaprovechar lo de la luna de miel, que ya estaba pagada, se marcha a Irlanda y lo primero que se encuentra es a un viudo estupendo, que además tiene una niña bien educada, responsable y pintora. Vamos, lo que te encuentras por ahí cada día.
Los actores deberían replantearse su carrera y el guionista levantarse temprano y despeñarse aprovechando los acantilados de Irlanda.
En fin, la feria de Sevilla dice adiós entre charcos y chapoteos.
Los fines de semana creo que encogen con la lluvia.
Lo que queda de tarde aprovecho para hacer una empanada de carne, como Audrey, pero con menos glamour. Es mucho más cómodo mi modelo de indigente.
Ya está la cena en el horno y huele estupendamente.
Voy a por una cervecita...
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