sábado, 27 de diciembre de 2014

Señora que recibe un regalo navideño enternecedor



Este es Garrapito. Ha llegado a casa la noche de Nochebuena envuelto en lindos papeles y cintas de colores.
En cuanto asomó su hocico rosa por la esquina de la caja, fui la señora más feliz del mundo mundial.
¿Y por qué?, diréis, si solo es un cerdito de cerámica enorme y sonrosado. 
Pues sí, pero mi Garrapito tiene una historia.
Corría el año.... 2013, creo. El sol derretía los helados y nosotros habíamos ido de expedición a Carcassonne, ciudad emblemática y amurallada del sur de Francia. 
Huyendo del sol, nos guarecimos junto a nuestros helados en una gran tienda en la que había de todo un poco, vamos, un gran almacén.
Después de dar vueltas y más vueltas viendo el género, me dio por meter la mano en una piscina de peluches. Es una extraña y agradable sensación, similar a la de Amelie cuando metía la mano en el saco de lentejas, que os invito a probar cuando tengáis ocasión.
Metes la mano, sintiendo los pelillos acariciar tu dorso y sacas un peluche al azar.
Y apareció el lechoncito, redondo, rosa y adorable. Y yo me enamoré. 
O como dicen ahora las neoadolescentes: "¡¡¡¡¡Muero de amorrrrrr!!!!!!"
Pero, y aquí viene el pero, mi hija, que es muy práctica me advirtió, "No cabe en la maleta. Acuérdate en Venecia...". 
El recuerdo de aquel aeropuerto, con una maleta llena hasta los topes y unas azafatas que las habrían fichado para la Gestapo sin dudar...
Y el pobre lechón, al que ya había bautizado como Garrapito se quedó allí, en la piscina de peluches. No creo que tardara mucho en encontrar dueño o dueña que no tuviera que subir a un avión con las maletas prietas. Porque el animalico era una delicia. 
Pero ya en casa, en tardes lluviosas, el recuerdo de mi Garrapito se transformaba en odas melancólicas.
Así que mi hija, la práctica, aburrida de tanta pamplina, tuvo en cuenta esos poemas lastimeros a la hora de buscar el regalo de Navidad. 
Y helo aquí. No es de peluche, ni siquiera habla francés, pero es rosa y redondito.
Y siempre me recordará al pequeño Garrapito.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 


Ya va haciendo amigos.....



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